La denominada comúnmente Margarita de Nueva Inglaterra y científicamente Symphyotrichum novae-angliae (o Aster novae-angliae) es una planta rizomatosa perenne, de consistencia herbácea, miembro de la familia Asteraceae y originaria del Este de América del Norte. En su hábitat natural se distribuye por prados y terrenos anegables dado que precisa suelos con bastante humedad, de arenosos a franco-arenosos.
En su hábitat natural crece silvestre a los lados de los caminos pero ya lleva años empleándosela como ornamental en los jardines, siendo una especie que requiere poco mantenimiento y es muy resistente a las plagas; sólo que no se adapta a contenedores o macetas.
Suele rondar el metro de alto; tiene fuertes tallos pubescentes y hojas verdes, de forma lanceolada, con el margen entero. Florece en el otoño. Sus minúsculas flores se reúnen en inflorescencias de nacimiento tanto terminal como axilar, sostenidas por pedúnculos de entre diez y quince centímetros de longitud; las que conforman el disco son totalmente amarillas mientras que las radiales poseen largas lígulas de color lila-azulado; no se las puede emplear como flor de corte puesto que se cierran al atardecer.
Precisa ubicaciones a pleno sol porque no tolera la sombra. Hoy en día hay más de sesenta variedades obtenidas mediante cultivo, pero muchas de ellas resultaron híbridos que no se pueden reproducir mediante semillas; igualmente se las puede propagar por división de mata.
Los nativos de su lugar de origen le atribuían varias propiedades medicinales, preparando infusiones con las raíces para detener la diarrea y con las hojas junto con el rizoma para bajar la fiebre. Aseguraban que era buena para el catarro y para devolver la conciencia a aquellos que sufrían desmayos.