La Neotinea, que responde al nombre científico de Neotinea maculata, es una orquídea de hábitos terrestres y es miembro, por lo tanto, de la familia Orchidaceae, originaria de las costas mediterráneas de Europa y Asia Menor; mide entre diez y veinte centímetros de altura.
En su hábitat natural la hallamos en ubicaciones en las que recibe sol a pleno, pero se adapta también a una media sombra y, además, a suelos muy variados. Posee hojas oblongas de color verde claro, distribuidas en la base en forma de roseta, que miden alrededor de cinco centímetros de largo y tienen manchas, o máculas, pardo-violáceas, por toda su superficie (de donde proviene su epíteto científico).
De entre ellas surge, en la primavera, el frágil tallo floral (envainado hasta un tercio de su alto total) que sostiene la inflorescencia de tipo espiga en la que se reúnen apretujadas gran cantidad de flores pequeñas, suavemente perfumadas, que no llegan a abrirse totalmente; con sépalos y pétalos de color blanco-rosáceo y nerviaciones más oscuras; el labelo trilobulado es blanco pero manchado de rosa y tiene una prolongación recta a modo de apéndice. Están protegidas por brácteas lanceoladas de consistencia membranosa. La polinización es efectuada por los escarabajos, pero en su ausencia se han visto ejemplares con flores que se auto fecundan estando aún cerradas (cleistogamia). El fruto es capsular y contiene numerosísimas semillas.
De sus tallos subterráneos, o tubérculos, cosechados luego de la floración, se extrae la harina denominada “salep”, que tiene alto valor nutritivo, por lo cual se la suministra a los enfermos y a los niños en su etapa de crecimiento. La importante cantidad de mucílago que contiene le confiere la propiedad de ser demulcente, ayudando su ingestión a suavizar las paredes del aparato gastrointestinal en casos de irritación del mismo; para ello se mezcla la harina con agua hasta formar una gelatina.