La Pulsatilla, que responde al nombre científico de Anemone pulsatila, es una planta herbácea perenne miembro de la familia Ranunculaceae, originaria del continente europeo. nunca sobrepasa los treinta centímetros de altura.
Posee un tallo subterráneo, o rizoma, de desarrollo vertical que le sirve para almacenar reservas; éste posee largas raíces que suelen llegar hasta el metro de profundidad. Sus tallos aéreos y sus hojas verde-grisáceas están cubiertos por una abundante pubescencia; estas últimas están sostenidas por largos pecíolos y tienen el limbo profundamente hendido (lo que les da una apariencia plumosa); se distribuyen de manera circular rodeando los talluelos en los nudos.
Florece hacia finales del invierno. Comúnmente sus acampanadas flores solitarias (que miden entre cinco y ocho centímetros de diámetro) son azul-violáceas, pero hay otras dos variedades, la Pulsatilla vulgaris rubra que como su epíteto lo indica da flores rojizas y la Pulsatilla vulgaris alba, que a través de su nombre anuncia que nos brinda hermosas flores blancas. Al ser fecundadas se transforman en un fruto rodeado de un manojo de hebras sedosas que contiene las semillas.
Su hábitat natural se halla en prados soleados y laderas de montañas, por lo que precisa terrenos calcáreos y con buen drenaje. Su multiplicación se lleva a cabo mediante la división de matas o bien por semilla. Es muy resistente a plagas y enfermedades pero las babosas tienden a ensañarse con ellas, por lo que hay que tratar de mantenerlas alejadas.
Dentro de la medicina no tradicional se le atribuyó la cura de numerosos males desde la más remota antigüedad, pero en la actualidad sólo se ha comprobado su efecto sedante sobre el sistema nervioso, el cual ayuda además en casos de tos fuerte y espasmos de los sistemas digestivo y reproductor.