La Zarzamora, que responde al nombre científico de Rubus ulmifolius, es un arbusto silvestre espinoso originario de Europa y perteneciente a la familia Rosaceae, conocido principalmente por sus deliciosos frutos comestibles.
Posee hojas compuestas por tres o cinco folíolos de forma variable, siendo los más comunes ovales, acuminados y con el borde serrado, de un verde oscuro por el frente y con la cara posterior más clara, con las nervaduras muy marcadas; dentro de la medicina no tradicional a las infusiones preparadas con ellas se les atribuyen propiedades astringentes, diuréticas y antisépticas; asegurándose también que disminuyen el colesterol y previenen el cáncer.
Sus flores, con cinco pétalos redondeados blancos, rosados o lilas, se reúnen en inflorescencias terminales de tipo racimo; la polinización es efectuada por las abejas. Los frutos son polidrupas (globosas y carnosas) que varían su color de rojo a negro al ir madurando, con ellas se preparan licores, jaleas y mermeladas, postres muy variados y se las incluye en productos de repostería; aunque consumirlas frescas es lo más habitual; su ingesta aporta a nuestro organismo varias vitaminas y hierro, por lo que se las recomienda habitualmente en casos de anemia y se encuentran catalogadas dentro de las treinta frutas más saludables del planeta. El cáliz, de sépalos lanceolados y pubescentes, que es persistente, permanece adherido a ellas.
Este útil arbusto se puede multiplicar tanto por semillas como por esquejes, los cuales echan raíces rápidamente. Su crecimiento es rápido pero se debe tener cuidado puesto que es de comportamiento invasivo y se apropia con facilidad del terreno. Con las fibras de sus tallos rojizos se confeccionan cuerdas y cestos.