Se da el nombre de Nuttallanthus a un género de cuatro especies de plantas herbáceas perennes, habitualmente inscriptas dentro de la familia Scrophulariaceae, y en una reciente revisión genética colocadas dentro de la más vasta familia Plantaginaceae. Tres de esas especies son originarias de América del Norte (Nuttallanthus canadiensis, Nuttallanthus floridanus y Nuttallanthus texanus) y la restante de Sudamérica (Nuttallanthus subandina). Son anuales o bienales, su tamaño fluctúa entre los 25 y los 80 cm. de alto.
Tienen tallos delgados y erguidos (a veces ramificados y otras no) con la inflorescencia en espiga terminal. Las hojas son verdes, glabras, enteras, alternadas, lineares y sésiles. En estado silvestre se ubican en zonas de pradera y áreas muy abiertas, a lo lados de las carreteras y en campos sin cultivo. En los jardines se usan como ornamentales. Requieren de mucho sol y suelos arenosos o rocosos. Sus raíces son fibrosas. Con dos o tres riegos semanales están satisfechas y los ejemplares adultos hasta pueden aguardar a que llueva sin ningún problema.
Todas florecen tempranamente en la primavera, las flores se presentan en diferentes tonos que comprenden desde un celeste muy claro, que asemeja al blanco, hasta el púrpura. La corola está formada por un pétalo superior bilabiado, uno inferior trilabiado (ambos glabros en la parte externa y pubescentes en el interior) y un gran apéndice basal denominado espolón o espuela curvado hacia abajo. Su néctar es muy apreciado por las abejas. Por lo común las flores se autofertilizan, sólo ocasionalmente reciben polen de otras plantas de su misma especie transportado por los insectos que las visitan.
El fruto es capsular, bilocular y contiene gran cantidad de semillas. Son muy resistentes y se adaptan a climas variados. Se reproducen con facilidad y no requieren mayores cuidados. Pueden molestarlas los áfidos o los hongos, pero para ambos existen tratamientos preventivos.