La denominada vulgarmente ‘Rosa fuego’ (‘Fire pink’ en idioma inglés), y científicamente Silene virginica, miembro de la familia Caryophyllaceae, es una planta silvestre vivaz, de consistencia herbácea, principalmente conocida por el color rojo brillante (escarlata) que tienen sus flores. Ronda el medio metro de alto; es originaria de América del Norte, donde la hallamos creciendo en zonas rocosas y a la media sombra que le brindan los bosques caducifolios.
En la actualidad se la emplea como ornamental en los jardines principalmente incluida en rocallas, para tratar de revertir mediante su cultivo el carácter de especie en peligro que posee dentro de su hábitat natural. Hay dos variedades, la Silene virginica robusta y la Silene virginica virginica; la primera es endémica del Estado de Virginia.
Su sistema radicular lo conforman una esbelta y alargada raíz principal y varias raicillas secundarias. Los tallos erectos y los cálices (veteados de color verde a púrpura) están recubiertos por una pubescencia corta y pegajosa. Sus abundantes hojas verdes, también pubescentes, son verdes y lanceoladas, forman una roseta basal donde su tamaño es mayor y en la parte superior de los tallos se ubican de manera opuesta, siendo más pequeñas.
Florece desde finales de la primavera hasta la llegada del otoño. Cada flor, axilar y pedicelada, mide unos cinco centímetros de diámetro; sus cinco pétalos (del doble de largo que el cáliz), que muestran profundas hendeduras en el vértice, están unidos al comienzo en un tubo delgado para abrirse luego en forma de estrella en cuyo centro podemos ver la misma cantidad de estambres que de estilos. Los colibríes son sus principales polinizadores ; llegan atraidos por el llamativo tono de las flores y la cantidad de néctar que poseen. Los frutos son cápsulas ovoides que contienen numerosas semillas grises y reniformes.