El árbol de porte bajo, dicotiledóneo y perennifolio, conocido popularmente como Pong-pong, u Othalam, que recibe el nombre científico de Cerbera odollam, es originario de India (donde crece en los pantanos y manglares costeros) aunque se ha naturalizado en gran parte del sudeste asiático. Es miembro de la familia Apocynaceae.
Su corteza es gris y rugosa. Tiene hojas verdes simples, pecioladas y brillantes, grandes (entre doce y treinta centímetros de longitud), con forma de oval a lanceolada, fuertemente acuminadas, con las nervaduras centrales muy marcadas sobresaliendo en la cara posterior, márgenes enteros y aspecto coriáceo. Nacen en densos grupos en la punta de las ramas disponiéndose de manera alterna. Toda la planta, al ser cortada, exuda un látex blanco de consistencia lechosa.
Sus bellas flores, blancas y hermafroditas, tienen forma de estrella; miden de cinco a siete centímetros de diámetro y aparecen reunidas en corimbos terminales. Los frutos son drupas con piel lisa y pulpa fibrosa, de unos cinco a diez centímetros de diámetro; se los llama “Othalanga”, son muy tóxicos y a lo largo de la historia fueron utilizados tanto para suicidios como para provocar la muerte de otros; cuando están todavía verdes se asemejan a los mangos.
En su centro hay una sola semilla, blanca y ovoide, de un centímetro y medio por dos, que al quedar expuesta oscurece paulatinamente hasta tornarse negra y se están llevando a cabo estudios para obtener de sus ácidos grasos un aceite que podría transformarse en un promisorio biocombustible para el futuro. Actualmente, y a pesar de su alta toxicidad (dado que contiene un potente cardiotónico que acelera el ritmo cardíaco), la industria química lo emplea para elaborar insecticidas y repelentes.