Se conoce como Ambrosía plateada a una planta monoica perenne de consistencia herbácea, originaria de América del Norte (donde se distribuye por la zona costera del océano Pacífico, desde el nivel del mar hasta los quinientos metros de altitud, entre Alaska y la Baja California, adaptándose a diferentes regiones climáticas, denominada científicamente Ambrosia chamissonis o Franseria chamissonis, que forma parte de la familia Asteraceae. Se la encuentra también en la actualidad aarraigada en las costas de Chile.
Forma grandes matas a partir de una raíz principal napiforme (con forma de nabo) y lignificada, la cual precisa una abundante acumulación de arena para conseguir un óptimo desenvolvimiento, si quedan expuestas por un largo tiempo (debido a las altas mareas o fuertes temporales de viento) les cuesta rebrotar y no sobreviven.
Sus alargados tallos, que van de decumbentes a postrados, son ásperos al tacto y presentan surcos longitudinales. El abundante follaje es pubescente y de color verde grisáceo. La forma de las carnosas hojas pecioladas es variable; pueden ser enteras, pinnatisectas o lobuladas; con el margen dentado o entero y se distribuyen de manera alternada o en espiral.
Florece en primavera y se mantiene en floración hasta bien entrado el otoño. Las flores masculinas se encuentran reunidas en cabezuelas en lo alto de la inflorescencia espigada mientras que las femeninas, pistiladas, lo hacen en la parte inferior. Éstas, luego de la fecundación, se transforman en frutos amarronados de tipo aquenio (cilíndricos u ovoides) de alrededor de un centímetro de diámetro, con muchas espinas dispersas en su superficie.
Prefiere áreas de secano con pocas precipitaciones y abundante sol. Su polen, al ser transportado por el viento, puede producir alergias.