La Puya

La Puya, que responde al nombre científico de Puya dyckioides, pertenece a la familia Bromeliaceae y es originaria de América del Sur. Es muy resistente y fácil de cultivar. Sus largas, delgadas y arqueadas hojas acintadas, de hasta noventa centímetros de largo, de color verde intenso y márgenes finamente dentados, surgen del tallo subterráneo formando una gran roseta, del centro de la cual emergen las varas florales.

Estas presentan una longitud similar y se inclinan hacia afuera;  sus dos terceras partes están profusamente cubiertas por flores tubulares de alrededor de tres centímetros y medio; las cuales, según la variedad, pueden ser de color violeta, turquesa, rojo o de un muy llamativo rosa flamenco. Los múltiples estambres, con sus anteras repletas de brillante polen anaranjado, se destacan en su interior. Están protegidas por tépalos rosados que vuelven su tono más intenso con el paso de los días. Algunas florecen sólo en primavera y otras se mantienen con flores hasta bien entrado el otoño.

La planta se expande hacia los lados generando hijuelos, los cuales podemos quitar sin ningún inconveniente para tener más ejemplares, colocándolos en otros lugares del jardín o bien en macetas; allí pondremos a prueba nuestra paciencia porque hasta los seis o siete años no veremos su primera floración.

Esta bromelia de hábitos terrestres se desarrolla bien en cualquier suelo normal con buen drenaje; precisa ubicaciones con abundante sol y en climas muy cálidos algo de sombra parcial cerca del mediodía. Las temperaturas extremas pueden afectarla, por ejemplo cuando las noches sean muy calurosas o, por el contrario, cuando haya heladas (esto en sus primeros años de vida al menos); lo ideal es plantarla bajo árboles altos que la protegerán en ambos casos.

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