La Albuca espiralada

Albuca espiralis

La Albuca espiralada, cuyo nombre científico es Albuca spiralis, es una planta bulbosa vivaz y caducifolia, con bulbos de forma ovoidal que miden alrededor de cinco centímetros de diámetro y poseen largas raíces carnosas y blanquecinas; pertenece a la familia Hyacinthaceae. Es originaria del sur de África. Mide cerca de 20 centímetros y llega a los 60 cuando surge la vara floral. Sus hojas suculentas presentan un color verde intenso, son sésiles y están retorcidas en forma de espiral, se reúnen formando una roseta basal.

En primavera aparecen las flores, ligeramente amarillas y perfumadas, con un aroma que oscila entre la vainilla y la manteca; siempre alrededor de 12 ejemplares, dispuestas sobre por un pedúnculo floral grueso, liso y glabro. Son hermafroditas y constan de seis tépalos petaloides; los tres externos son oblongos y abiertos, los tres internos se curvan hacia adentro para recubrir los tres largos estambres con sus anteras y los tres carpelos soldados. Cada una tiene un pedicelo de entre tres y cuatro centímetros de longitud. Los frutos son capsulares.

Al terminar el período de floración (en el que hay que regarla regularmente) entra en una etapa de reposo en la cual es conveniente suspender el riego. Se reproduce por semillas sembradas directamente al exterior, en tierra, en lugares donde el clima sea benigno; si no es así se las tiene al resguardo hasta que alcanzan la fortaleza necesaria para ser trasplantadas. También puede multiplicarse por separación de los bulbos en otoño.

Es de crecimiento rápido. Precisa suelos ricos y con buen drenaje; y ubicaciones a pleno sol o en su defecto con abundante luminosidad. Tolera temperaturas de hasta 5º centígrados y algunas heladas siempre que sean leves.

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