El Abeto de Corea, que responde al nombre científico de Abies koreana, es un árbol perennifolio originario del sudeste asiático, de porte medio y desarrollo piramidal, que forma parte de la familia Pinaceae. Suele rondar los diez metros de altura con un diámetro troncal de aproximadamente setenta centímetros; las ramas más bajas tocan el piso. Se lo emplea como ornamental en parques y jardines.
Su corteza es lisa cuando joven y con lenticelas o agrietada al paso del tiempo y de color gris amarronado. Siempre está cubierto por abundante follaje; tiene hojas aplanadas, casi lineales, de dos a dos centímetros y medio de longitud, con el ápice romo y el revés estomatoso; se distribuyen de manera verticilada.
Sus flores, luego de ser polinizadas, se transforman en frutos, conos o piñas casi cilíndricos, de color azulado (o púrpura) y porte erecto, que miden de seis a diez centímetros de largo; tras madurar se tornan marrones y de consistencia leñosa; al abrirse liberan múltiples semillas aladas que son dispersadas por el viento.
Además de que su crecimiento es lento su hábitat natural, entre los mil y los dos mil metros de altitud (donde establece bosque puros o en comunión con otras especies como la Betula ermani), se halla afectado por el cambio climático (calentamiento global), la invasión de otras especies tales como la Caña de Bambú y otros tipos de pino, la carencia de humus cada vez más alarmante en los suelos y la tala por parte del hombre que utiliza las tierras para la construcción de centros vacacionales; por ello es que se lo ha declarado en peligro de extinción.