El Cártamo, Azafranillo o Carthamus tinctorius, que pertenece a la familia Asteraceae, es una planta anual utilizada como colorante vegetal (conocida desde la más remota antigüedad, proveyendo pigmentos rojos y amarillos), sustituye en la cocina al azafrán por ser más económico que aquel y además de sus semillas se extrae aceite comestible con un valor nutritivo similar al del girasol; de algunas variedades se extrae otro tipo de ácido graso que se destina a la fabricación de pintura. Su origen parece hallarse en India.
Su porte recto varía entre el medio metro y el metro cincuenta de altura. Tiene una raíz pivotante fuerte que penetra en la tierra hasta los tres metros de profundidad, provista de varias raicillas laterales secundarias que hacen que abarque una considerable superficie. Sus flores se reúnen en inflorescencias de tipo capítulo que miden entre cuatro y cinco centímetros, habiendo de uno a cinco de ellos por rama; aparecen en verano con llamativos colores tales como rojo, naranja o amarillo. Los frutos son aquenios con más de una docena de semillas cada uno, éstas son claras y de superficie brillante; germinan cuando mucho a las tres semanas y forman al emerger del suelo una roseta basal. Resiste bien largos períodos secos pero las heladas le son muy perjudiciales. Su ciclo completo de vida comprende entre 120 y 150 días, dependiendo el mismo de la variedad, los cuidados y las condiciones climáticas imperantes.
Como es una especie rústica que requiere pocos cuidados, apenas agua y se adapta a suelos pobres se convierte en lo ideal para zonas áridas y semiáridas, en las que hoy en día justamente su cultivo está cobrando auge; pero presenta dos inconvenientes que son: El escaso crecimiento en sus primeras semanas de vida lo que lleva a tener que extremar los cuidados con el desmalezado y también la cantidad de espinas que posee porque dificultan el ir y venir de los trabajadores por entre las hileras. Hay, además, una especie de polillas, cuyo nombre científico es Eublemma rivula que la tiene como principal alimento para sus larvas y no hay que olvidar rociar las semillas con fungicidas para controlar los hongos tales como el Verticilum o Fusariun.
El utilizar las mismas sembradoras y cosechadoras que el trigo lo vuelve apto para hacer rotación con él y ayudaría con sus flores a los establecimientos apícolas que se hallen en la zona. El aceite obtenido de primera prensada en frío de las semillas, y sin refinar, es beneficioso para la salud e indicado en problemas de arterioesclerosis, cardíacos, enfermedades reumáticas y digestiones lentas (por su suave efecto laxante); es un producto muy delicado que enrancia con facilidad, es entonces aconsejable guardarlo en lugares oscuros, secos y frescos; su consumo debe ser a través de ensaladas o aderezo para otros platos pues si se lo calienta pierde propiedades.