Los denominados Cactus piedra, cuyo nombre científico es Lithops spp, son todo un género de plantas suculentas que pertenecen a la familia Aizoaceae, originarias del sur del continente africano. Están formadas por un par de gruesas hojas muy unidas, de entre las cuales brotan otras dos haciendo que las anteriores se retraigan, las hay de varios colores, verdes, marrones, lilas, rosadas y también adornadas con manchas, puntos o listas. Necesitan recibir mucha luz, si es solar directa que no sea muy fuerte pues las quema, a las horas de sol pleno es mejor retirarlas hacia el interior; lo indicado sería que la recibieran en abundancia pero indirectamente y estando al aire, otro elemento que les es vital. Tolera bien las altas temperaturas, y las bajas si no son tan extremas.
En el otoño surgen las flores de entre las hojas, son grandes y hermosas, blancas o amarillas y suavemente perfumadas. Se reproducen mediante semillas, las cuales pierden su poder germinativo luego de siete años; necesitan una mezcla de turba y arena gruesa como sustrato, para permitir un buen drenaje del agua puesto que el mayor peligro en su cultivo (que es relativamente sencillo) es el exceso de humedad; es preferible colocarlas sobre un plato con apenas agua así ellas mismas determinan cuánta han de aprovechar y si están escasas del líquido elemento nos alertarán las arrugas en su piel (un lithop sano se muestra henchido); los especialistas utilizan sólo arena de acuario porque es inerte, no trae contaminante alguno y su Ph es neutro; en los viveros mayoristas emplean una cama confeccionada con fibra de coco, pero por supuesto es de costo más elevado.
A la semana ya se verán las primeras plántulas asomando. Al año, más o menos, pueden ser trasplantadas si hubiera muchos ejemplares en el mismo recipiente, para hacerlo se emplea una pequeña pinza cuidando de no dañar las largas y finas raíces. Todas las plantas, por regla general, necesitan cada tanto un abonado, pudiéndoseles añadir Nitrógeno, Potasio y Fósforo, de preferencia a partes iguales; aunque según el aspecto que presenten nos daremos cuenta si precisan más de uno de esos elementos que de otro; si no estamos muy duchos en cuanto a ello es mejor que apliquemos, una vez cada tres meses, un abono líquido de los indicados para cactus rebajándolo a la mitad de la cantidad que dice el prospecto; pero pensemos que, de todos modos, en estado silvestre se observa a los lithops lozanos, rozagantes, aún dentro de hábitats inhóspitos y no nos preocupemos tanto.