Ajo del Turkestán

alli_221El Ajo del Turkestán, o Allium karatawiense es una planta bulbosa, vivaz y rústica perteneciente a la familia de las Liláceas. Es originaria de la zona que le dio su nombre. Se expandió por todo el mundo por sus cualidades de servir como conservante de todo tipo de carnes y proporcionar un sabor especial a las comidas.

Dentro del bulbo o raíz bulbosa hay hasta una docena de bulbillos independientes que se denominan “dientes”, rodeados de una fina membrana envolvente.

Tiene largas hojas planas, anchas, alternas y envainadas a un corto tallo.  Las pequeñas flores, que aparecen en primavera, son blancuzcas o de color rosa pálido, tienen seis pétalos, seis largos estambres y un solo pistilo, se reúnen en una inflorescencia del tipo umbela de casi 8 cm. de diámetro al final del tallo.

Luce muy bien en jardines rocosos; hay que ubicarla a pleno sol en lugares de tierra normal con agregado de arena, conviene preparar el suelo meses antes de la siembra roturándolo a profundidad; se pueden usar abonos orgánicos a excepción del estiércol fresco pues su humedad daña los bulbos; el riego debe ser moderado y espaciado en el tiempo, el exceso de agua también provocaría que los bulbos se pudran.

Se multiplica mediante la división de los bulbos. La proporción ideal para un buen abono sería una mayor cantidad de potasa, un poco menos de nitrógeno y menor cantidad aún de ácido fosfórico. Desgranar los bulbos eligiendo los bulbillos exteriores que son los de mayor tamaño y colocarlos espaciados entre sí unos 20 o 25 cm. a una profundidad de entre 5 y 8 cm. dependiendo de la consistencia del suelo. Aplicar el primer riego apenas estén ubicados, luego aguardar una semana para efectuar otro. A medida que va creciendo pueden espaciarse a 10 días, pero depende también de cuál sea la temperatura ambiente, en zonas cálidas precisarán agua con mayor frecuencia.

Como es una planta comestible se recolecta cuando las hojas aún están verdes para su consumo en la alimentación, y cuando ya se secan se juntan para proceder a conservarlos para el año siguiente. En este caso dejar secar al sol al menos una semana más y armar ristras con ellos, colgando éstas luego en lugar fresco, seco y con buena ventilación.

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