El Tejo

El tejo

El Tejo, llamado científicamente Taxus baccata, es un árbol dioico perennifolio originario de Europa que pertenece a la familia Taxaceae. Puede sobrepasar los veinte metros largos de altura y se han hallado troncos de hasta cuatro metros de diámetro. Crece con lentitud pero su edad se mide por miles de años. Todas sus partes son altamente tóxicas y pueden incluso provocar decesos, excepto la parte que rodea al fruto, denominada “arilo”. Necesita de lugares frescos y con bastante humedad; su hábitat natural son los bosques que crecen más allá de los ochocientos metros de altitud sobre el nivel del mar; particularmente prefiere las laderas de las montañas donde recibe abundante agua de lluvia acorde a la condensación.

Tiene en sus raíces hongos asociados (micorrizas) con los que vive en perfecta simbiosis. La copa es piramidal cuando presenta un solo tronco y de forma irregular cuando posee varios; su corteza es gris-parduzca. Sus hojas planas son angostas y acuminadas de un color verde intenso, miden hasta cuatro centímetros de largo por apenas unos milímetros de ancho, se distribuyen de manera espiralada en las ramas. Las flores son axilares y aparecen en la Primavera, las masculinas de forma globular tienen gran cantidad de estambres; las femeninas son verdes, con forma similar a la de una copa y cuando maduran cambian a rojo. Cada fruto carpoide, que mide alrededor de un centímetro, madura varios meses después de haber sido polinizada la flor y contiene una sola semilla ovalada que es dispersada por los pájaros cuando los ingieren.

Debido a que su madera (resistente pero flexible a la vez) es muy utilizada es que hay cada vez menos ejemplares y no pueden reponerse puesto que su germinación y su crecimiento son demasiado lentos, aunque hay que tener en cuenta que sus estacas enraízan bien. Se lo utiliza como ornamental en los jardines, habiendo variedades con hojas y frutos de color amarillo que lucen muy vistosos. Como resiste bien las podas intensas es ideal para el arte topiario, el cual ha resurgido en estos años.

La industria farmacéutica emplea las hojas para extraer de ellas “taxol”, un compuesto que ha demostrado ser muy efectivo en la lucha contra el cáncer; en la especie Taxus brevifolia se lo halla, además, en la corteza.

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