Recibe el nombre popular de Faial, o Faya, un árbol dioico perennifolio denominado científicamente Myrica faya (o Morella faya); es originario de las Islas Canarias y forma parte de la familia Myricaceae. Al tratar de adaptarlo a otros lugares del planeta se ha convertido en especie altamente invasora, hallándose catalogado dentro de las cien más peligrosas.  De porte bajo rara vez llega a los diez metros de altura. Su tronco es retorcido y está recubierto por una corteza rugosa pardo-cenicienta.

Posee un denso follaje compuesto por hojas simples, pequeñas y de color verde oscuro; tienen forma lanceolada, los bordes serrados irregularmente y su aspecto es coriáceo; se disponen de manera alterna en las ramas. Florece desde finales del invierno hasta bien entrada la primavera. Las flores masculinas, apretadas en pequeños amentos alargados, se ven amarillentas debido al polen que contienen las anteras. Las femeninas, de rosadas a rojizas, están más holgadas en cuanto a espacio pero se ocultan de la vista debajo de las hojas.

Los frutos son bayas globosas comestibles, oscuras y de apariencia granular similar a la de las moras, que rondan el medio centímetro, o un poco más, de diámetro; las aves, tras ingerirlos, efectúan la dispersión de las semillas. Este árbol presenta la particularidad de emitir fuertes chupones que van sustituyendo al tronco primigenio que queda rodeado por ellos. Prefiere suelos sueltos y ricos en materia orgánica, necesita abundante riego.

Como es abundante en los bosques isleños se emplea mucho su madera (que no es muy dura) para la confección de herramientas y pequeños utensilios para el hogar; se obtiene también de ella un excelente carbón de leña. Dentro de la medicina no tradicional los nativos atribuían al té de corteza propiedades estomacales, analgésicas y anticatarrales.