El conocido comúnmente como Helecho de montaña, que responde al nombre científico de Blechnum tabulare, forma parte de la familia Blechnaceae; su alto y elegante porte se destaca dentro de la vegetación sub-sahariana, desde El Cabo al sur hasta Uganda y Nigeria al norte, encontrándose hasta en la isla de Madagascar hacia el este. Siempre creciendo a la orilla de los ríos y arroyos de los bosques de montaña. Hay muchas variedades, dependiendo de su situación geográfica.
Se lo emplea como ornamental en parques y jardines. Prefiere ubicaciones frescas y húmedas, con sombra total o parcial y suelos con arena o marga (mezcla muy fértil conformada por arena, arcilla y humus), con buen drenaje y pH que vaya de ácido a neutro. Debido a su rápida adaptación para ese propósito y la amplia aceptación por parte de la gente su cantidad en estado silvestre ha disminuido alarmantemente.
Crece de manera similar a la de los clásicos helechos arbóreos del género Cyathea y muchas veces se lo confunde con las palmeras o cícadas. Posee tallos subterráneos o rizomas (marrones y escamosos, con una franja central más oscura), a veces erectos, otras tendidos y muchas masivos, que miden de dos a cinco centímetros de largo.
Sus frondas, que suelen ser rígidas, se disponen de manera verticilada; miden de treinta centímetros a un metro de longitud. Los foliolos verdes y sésiles que las componen van de elípticos a lanceolados, con el margen entero y están dispuestos de manera alterna en el raquis central. Su textura es ligeramente coriácea.
Este tipo de plantas no dan flor ni fruto, se reproducen mediante esporas; éstas se dispersan y germinan apareciendo el llamado “protalo”, que cuenta con órganos masculinos y femeninos, dando lugar a la etapa de reproducción sexual del helecho y produciéndose así la fertilización que dará origen a un nuevo helecho.