El Aeonium tabulaeforme

Recibe el nombre científico de Aeonium tabulaeforme una llamativa planta miembro de la familia Crassulaceae que presenta la particularidad de morir luego de florecer. Es originaria de la Isla de Tenerife, que forma parte de las Islas Canarias, donde se la encuentra desde el nivel del mar hasta los ochocientos metros de altitud, aproximadamente, aunque a partir del siglo XVIII ya varios ejemplares fueron introducidos en Europa.

Suele medir cerca de treinta centímetros de diámetro y apenas se eleva sobre el suelo, de allí su epíteto que significa “con aspecto de tabla”, el cual se lo dan las alrededor de doscientas hojas (sésiles, con márgenes ciliados y encrestadas en el ápice) que la componen, dispuestas de manera imbricada sobre un tallo muy corto formando una roseta.

El color verde intenso de las mismas se aclara cuando surge, en la primavera o el verano, una vara floral erecta y pubescente, que mide entre treinta y sesenta centímetros de alto; pero al ser una especie monocárpica puede tardar varios años en florecer. Antes de que esto último ocurra es conveniente reproducirla por esqueje de hoja para no perderla definitivamente.

Sus flores verdes, sostenidas por cortísimos pedicelos, son globulares cuando capullo para desplegar luego sus pétalos lanceolados formando una estrella de ocho o diez puntas; en el centro de las mismas pueden observarse múltiples estambres que tienen los filamentos blanquecinos y las anteras amarillas. Atraen muchos insectos por el abundante néctar que contienen.

Dentro de la medicina no tradicional se le atribuyen a sus hojas machacadas, empleadas en uso externo, propiedades calmantes sobre quemaduras y heridas.

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