El Aloe vera o Aloe barbadensis es una planta perenne de las denominadas suculentas, perteneciente a la familia Liliaceae. Se cultiva con fines decorativos y tiene, además, importantes usos medicinales. Hay más de doscientas variedades de aloe, pero sólo unas pocas tienen propiedades curativas probadas y de todas ellas ésta es la que posee mayor cantidad de enzimas, minerales, vitaminas, ácidos grasos y aminoácidos útiles para aliviar múltiples dolencias del cuerpo humano. En Egipto y la antigua Sumeria ya era utilizada pues se la ve en grabados y es mencionada en tablillas de arcilla de la época.
Cada uno de sus componentes tiene efectos benéficos, su ingestión disminuye la acidez y por ello hay una visible mejoría en caso de úlceras del aparato digestivo; su alta concentración de Carricina ayuda a aumentar las defensas de nuestro organismo; tiene elementos que generan ácido salicílico y son buenos contra la fiebre y el dolor; el Fosfato de manosa presente en su gel acelera la cicatrización de los tejidos; sus Saponinas son un excelente antiséptico; sus Fitoesteroles poseen propiedades antiinflamatorias y sus mucopolisacáricos proveen rehidratación a nuestras células.
Puede ser empleada directamente haciendo una incisión en las hojas y colocándola sobre la piel o como bebida, pero como tiene efectos laxantes hay que tomar precauciones con la cantidad a ingerir; es mejor habituarse paulatinamente. Otra manera es extraer el gel de varias hojas y hervirlo, al espesar se formará una pasta que puede ser guardada para cuando se la necesite, para aplicar sobre heridas, quemaduras o picaduras de insectos. En preparados comerciales se presenta como zumo o jugo para tomarlo diluido en agua, o bien como gel para utilizarlo para la higiene personal durante el baño y últimamente se la incluye, además, en la composición de las pastas de dientes por su efecto benéfico sobre las encías y por su poder actibacteriano.
Sus largas hojas carnosas, con bordes de dientes espinosos, de color verde grisáceo, forma lanceolada y nervadura acanalada, alcanzan el medio metro de largo con un ancho de entre 5 y 10 cm (hay variedades con hojas de más de dos meros); en ellas se distinguen tres capas bien diferenciadas, la exterior de aspecto coriáceo, una media de aspecto fibroso donde se halla su principio activo de nombre aloeoleína y una interna de aspecto gelatinoso en la que está su reserva acuífera. Nacen en forma de roseta sobre un corto tallo, casi sobre su rizoma prácticamente.
Sus flores, según la variedad, son anaranjadas, amarillas, rojas o púrpura, tienen forma tubular, son muy pequeñas y se reúnen en inflorescencias sobre tallos florales rectos sin ramificar, la polinización de las mismas es cruzada y la efectúan los pájaros y las mariposas. El fruto tiene forma de cápsula y en su interior se hallan numerosas semillas negruzcas. Prefiere climas templados con poca precipitación y suelos secos y arenosos. Al tercer año de vida la planta alcanza su máximo contenido nutritivo.