Se le da el nombre popular de Magnolio caduco, o Magnolio rosa, al arbusto, o árbol de bajo porte, registrado bajo la denominación científica de Magnolia× soulangeana ‘Rustica Rubra’, el cual no es una especie distinta si no que un híbrido obtenido tras cruzar Magnolia denudata con Magnolia liliiflora. Forma parte de la familia Magnoliaceae y ronda los cinco metros de alto por otro tanto de ancho de copa. Se lo utiliza como ornamental en los parques y jardines.
Posee hojas verdes y elípticas, con nerviación muy aparente y aspecto coriáceo; en el otoño, antes de caer, adquieren un magnífico tono bronce dorado. Sus grandes y aromáticas flores, de doce a quince centímetros, aparecen entre finales de invierno y comienzos de la primavera antes que las hojas y la floración dura varias semanas. Los fuertes tépalos, de seis a doce (libres, caducos e imbricados), que las conforman son de color rosado oscuro por fuera y más claros o de un blanco puro en la cara interior.
Se lo propaga mediante esquejes de madera blanda, con hojas, hacia finales del otoño. Precisa suelos ricos en humus, húmedos pero con buen drenaje. Prefiere ubicaciones con sombra parcial (lo ideal es sol por la mañana y sombra por la tarde para que no se quemen las hojas ni las flores si el clima es algo cálido) y riegos frecuentes.
Si se lo desea debe podárselo a mitad del verano cuando su follaje está a pleno. Hay que protegerlo de las heladas tardías porque pueden dañar los pimpollos; también de las chinches y los caracoles que se ensañan con él; tampoco le agrada el viento. Suele decaer por falta de hierro y no se lo debe pintar con cal pues le provoca clorosis, del mismo modo que si la composición del terreno fuera alcalina.