La Flor de Mayo, conocida comúnmente como Sietecueros (dado que su corteza rojizo-anaranjada se desprende por capas dando la impresión de que fueran varias), responde al nombre científico de Tibouchina lepidota y pertenece a la familia Melastomataceae. Es un árbol de porte medio (mide entre 12 y 20 metros) típico de los bosques húmedos de la Cordillera de Los Andes, en la parte norte de Sudamérica, entre los mil y los tres mil quinientos metros de altitud, donde el clima va de templado a frío. Hoy en día se lo cultiva como ornamental en los jardines por sus hermosas flores.
Su robusto tronco suele alcanzar los ochenta centímetros de diámetro. Tiene hojas simples, grandes, ovales y paralelinervadas, con aspecto coriáceo y escamoso, bordes serrados y ásperas al tacto, que se distribuyen de manera opuesta en las ramas; miden de ocho a diez centímetros de longitud.
Como florece dos veces al año se mantiene siempre con fruto. Las flores presentan pétalos de un llamativo color de magenta a violeta (cambian con el correr de los días) con bordes festoneados y separados entre sí, en medio de ellos aflora un manojo de estambres amarillos. Las abejas son quienes efectúan la polinización. Los frutos capsulares son amarronados y miden cerca de dos centímetros de diámetro; las semillas oscuras que contienen poseen una dura cubierta, por medio de ellas es que se propaga.
Sirve para recuperar zonas que han sido alteradas, en las que rápidamente forma colonias. La madera que provee se destina a variados usos, desde la fabricación de muebles hasta leña.