El arbusto perennifolio conocido comúnmente como Manzanita, recibe el nombre científico de Arctostaphylos glandulosa y es originario del sudoeste de los Estados Unidos (California y Baja California), donde la vegetación corresponde al tipo denominado “chaparral” y lo podemos hallar desde el nivel del mar hasta los dos mil metros de altitud. Mide entre uno y dos metros y medio y su copa se aplana en la parte superior. Pertenece a la familia Ericaceae y es bastante  resistente a los largos períodos de sequía, sobreviviendo incluso a los ocasionales incendios.

Su corteza rojiza (algunas veces grisácea) es fácilmente distinguible por su forma de descascararse. Otra de sus características es la cantidad de glándulas secretoras que lo recubren y que lo vuelven algo pegajoso al tacto.  Posee hojas simples, ovales y acuminadas, pecioladas y ascendentes, que se distribuyen de manera alternada en las ramas, presentan diferentes tonalidades de verde en el frente y el revés; pueden tener el margen entero o también festoneado y ser planas o ligeramente convexas. Suelen medir unos cuatro centímetros y medio de largo por dos o dos y medio de ancho.

Sus flores bisexuales (con el pedicelo que las sostiene y las brácteas que las protegen pubescentes) se reúnen en inflorescencias terminales de tipo racimo o panícula con entre tres y seis ejemplares cada una. Las que no llegan a madurar permanecen hasta bien entrado el invierno en la planta. Sus cinco sépalos libres son persistentes y acompañan luego al fruto. La corola es pentalobulada, con forma de urna o esférica, blanca o rosada; tiene diez estambres con anteras recurvadas. El ovario es súpero y la base está rodeada por un disco nectario, el cual es muy visitado por los colibríes de la zona.

Los frutos, de alrededor de un centímetro de circunferencia, son drupas redondeadas con pulpa de consistencia harinosa que Arctostaphylos glandulosa contienen entre dos y diez semillas; sirven de alimento a muchos de los mamíferos que pueblan la región del chaparral.