Árbol del Paraíso

El llamado Árbol del Paraíso, cuyo nombre científico es Elaeagnus angustifolia, es una planta caducifolia de pequeño porte (pocas veces llega a los diez metros de altura), frágil aspecto y copa irregular que mantiene su tronco bajo pero profusamente ramificado, a veces es necesario podarlo puesto que ramifica desde la base misma, adquiriendo aspecto arbustivo. Es originario de Asia pero fue difundido ampliamente por el sur de Europa. Pertenece a la familia Elaeagnaceae.

Posee hojas de ovoideas a lanceoladas, de un color verde grisáceo más oscuro en el frente que en el revés, en algunas variedades pubescentes y en otras cubiertas por minúsculas escamas. Es ideal como ornamento en los jardines porque la tonalidad de su follaje lo hace distinguirse bastante del entorno y sus ramillas jóvenes lucen un atractivo tono rojizo.

Florece ya terminando la primavera, sus flores actinomorfas axilares sostenidas por largos pedúnculos se reúnen en grupos de pocos ejemplares, son amarillas y emiten un dulce perfume. Sus frutos comestibles, similares a las aceitunas, son bayas esféricas también verde-grisáceas, de las cuales gustan alimentarse las aves durante el invierno, poseen una sola semilla.

Se reproduce mediante semillas o por esquejes semileñosos, es de rápido crecimiento; prefiere ubicaciones a pleno sol y no es exigente en cuanto a suelos, pero no tolera la humedad excesiva ni el encharcamiento puesto que sus raíces son poco profundas. Su corteza oscura se va agrietando con el paso del tiempo y sus ramas presentan espinas, gracias a esta última característica es útil para formar cercos de protección y admite, además, podas intensas. La madera que proporciona carece de valor comercial. Suelen atacarlo las cochinillas y los pulgones pero se controlan con agua jabonosa, si aparecen hongos con un fungicida de amplio espectro todo se soluciona.

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