Brassavolas

BrassavolaRecibe el nombre de Brassavola todo un género de orquídeas epífitas originarias de las Américas Central y del Sur, su nombre le fue dado en honor del médico italiano Antonio Brassavole. Recién en el siglo XVII se consiguió en Europa hacer florecer uno de los ejemplares allí llevados; en el siglo XVIII Linneo la bautizó Epidendrum nodosum y casi un siglo más tarde Brown la nombró como Brassavola nodosa. Más cercano a nuestros días, a fines del siglo XX, Withner describió estas quince especies: B. acaulis, B. angustata, B.cebolleta, B. chacoensis, B. cucullata, B. flagellaris, B. fragans, B. gardneri, B. grandiflora, B. martiana, B. nodosa, B. perrinii, B. retusa, B. subulifolia, B. tuberculata y B. venosa. Se las encuadra dentro de la familia Orchidaceae. 

Las raíces actúan también como reservorios pues almacenan el 65% de los componentes líquidos y la mitad de las sustancias nutritivas; en tan sólo dos minutos tras el riego, una neblina o una lluvia ya han absorbido casi la totalidad del agua recibida; son muy dadas a expandirse en derredor de la planta (representando casi la mitad del peso seco de ella) sobre la superficie de cultivo; se aferran con firmeza a todo tipo de soporte; cuentan con ápices meristemáticos bien diferenciados; ayudan en la formación del 8% de las sustancias fotosintéticas tales como la sacarosa, la xelobiosa, la glucosa y el manitol; consumen continuamente oxígeno y nitrógeno y son además un depósito natural de almidón. Las micorrizas interactuando con ellas les aportan casi el 100% de las vitaminas, azúcares, aminoácidos y hormonas que necesitan para su desarrollo; durante el primer año de vida las hifas del hongo representan el 15% del peso de la raíz fresca. 

Las hojas son largas, carnosas, tubulares o semitubulares (y se observa al efectuárseles un corte transversal forma redondeada, otras veces acorazonada u otras con forma de media luna), tienen una nervadura hundida que semeja una hendidura, las hay rectas y decumbentes, todas están cubiertas en su base por brácteas protectoras; tienen cuatro o cinco entrenudos. El tipo de fotosíntesis que llevan a cabo se denomina, por sus iniciales en idioma inglés, CAM (Crassulacean Acid Metabolism), los estomas de su superficie (más de 150 por milímetro cuadrado) se abren por la noche y durante el día permanecen cerrados; almacenan, al igual que las raíces, agua y nutrientes.

Se las cultiva a media sombra en verano y a pleno sol en invierno. El riego debe ser abundante, dos veces por semana en verano al atardecer y una en invierno en el horario en el cual la temperatura es más suave. Se las fertiliza una vez en primavera y otra en verano con una cucharadita de harina de hueso. A los tres meses de polinizadas las flores (que al atardecer exhalan un delicado aroma similar al de los cítricos) de sépalos y pétalos estrechos y largos, los frutos ya tienen buen tamaño, de ellos obtenemos las semillas para que nazcan nuevas plantas; antes de sembrarlas debemos desinfectarlas sumergiéndolas durante un minuto en alcohol de 70º, luego por veinte minutos en lavandina rebajada al 30% y efectuándoles posteriormente tres enjuagues con agua destilada estéril. Para el cultivo “in vitro” se recomienda un preparado de sacarosa y carbón activado o bien una mezcla de puré de bananas y carbón activado. Hay numerosos híbridos obtenidos mediante el cruzamiento de Brassavolas con Encyclias, Laelias y Cattleyas y todos dan unas excelentes floraciones.

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