La Carqueja, cuyo nombre científico es Baccharis articulata, es un arbusto fanerógamo que pertenece a la familia Asteraceae, originario de Sudamérica, de las zonas esteparias y montañosas. Se lo emplea mucho como ornamental en los jardines por la abundancia de sus flores. Mide entre un metro y un metro y medio de alto, su tallo ramifica profusamente y las ramas son de color verde porque realizan también la función de fotosíntesis.

Las hojas están modificadas cumpliendo la función de brácteas. Las diminutas flores (de medio centímetro por medio centímetro), de color amarillo verdoso, se reúnen en pequeñas inflorescencias sésiles de tipo capítulo. Los frutos son aquenios con cinco divisiones.

A lo largo de la epidermis de sus tallos hay pelos glandulares y canales secretores que almacenan un aceite esencial; cada 100 kilos de material seco de la planta se obtienen entre 20 y 40 gramos de ese aceite. Puede ser reproducida mediante semillas que se siembran en almácigo durante el otoño para efectuar el trasplante en la primavera o bien en la primavera para que al llegar las plántulas a los diez centímetros llevarlas a su ubicación definitiva. Se suelen emplear también esquejes de ramas leñosas.

En estado silvestre las hallamos en suelos fértiles con muchas nutrientes y excelente humedad, por ello es que hay que proporcionarles algo similar si queremos verlas lucir en todo su esplendor. Dentro de la medicina no tradicional se emplea la parte aérea (no leñosa) y se le atribuyen propiedades digestivas y hepatoprotectoras, reduciendo los problemas del hígado; también se afirma que estimula el sistema nervioso central. Como se considera que tiene efecto diurético se la emplea para perder peso (disminuye la cantidad de grasa acumulada), aconsejándose una taza luego de cada comida; también si hay problemas en la piel (como erupciones, acné y eczemas), diabetes y colesterol alto.