La Nigella sativa, conocida comúnmente como “Ajenuz” o “Comino negro”, es una planta aromática anual, de consistencia herbácea, originaria de Asia, que forma parte de la familia Ranunculaceae. Hoy en día se la cultiva en casi todo el mundo por el interés que despiertan las propiedades medicinales de sus oscuras semillas, empleadas con ese fin desde la más remota antigüedad, casi siempre en conjunto con la miel de abejas.
Su tallo es recto y muy ramificado desde la base misma, suele alcanzar los sesenta centímetros de alto. Posee hojas superiores pinnatisectas con lóbulos casi lineares; las inferiores están dispuestas en forma de roseta basal.
La floración ocurre en la primavera; sus flores terminales, solitarias y actinomorfas (de 2,5 a 3,5 centímetros de diámetro), presentan la peculiaridad de que los sépalos son de mayor tamaño que los pétalos y los estambres y tienen una bella tonalidad blanco-azulada; los estilos son persistentes.
Los frutos son cápsulas pluricarpelares dehiscentes, verdes al principio y casi negras al alcanzar la madurez. Las semillas suelen emplearse, además, como condimento, su sabor amargo pareciera ser una extraña mezcla de cebolla, pimienta negra y orégano.
Se dice que posee propiedades antiespasmódicas, útiles para tratar tanto enfermedades gastrointestinales como para las que afectan a las vías respiratorias (es un excelente broncodilatador); antioxidantes, anti inflamatorias, analgésicas, antipiréticas, hepatoprotectoras, nefroprotectoras, antineoplásicas y anti microbianas (específicamente combate al Estafilococo aureus y a las Pseudomonas); también se asegura que disminuye la presión arterial, el nivel de glucosa, los triglicéridos y el colesterol.
El mayor componente de su aceite esencial es la Thymoquinona. Su ingesta aporta a nuestra dieta proteínas, carbohidratos, minerales (hierro, calcio, fósforo, sodio y potasio), fibra y agua. Se la debe emplear siempre con moderación, dado que en altas dosis puede resultar tóxica.