Se denomina comúnmente Bambú japonés y científicamente Fallopia japónica, o también Polygonum cuspidatum según otra clasificación, a una planta rizomatosa perenne, dioica y de consistencia herbácea, que forma parte de la familia Polygonaceae y es originaria del este de Asia. Fuera de su hábitat natural suele tornarse invasora debido a su fuerte y extenso sistema radicular que desplaza a especies de la flora local con facilidad y puede abrirse paso aún a través del cemento, rompiendo desagües y cañerías.
Tiene tallos subterráneos, o rizomas, gruesos y de aspecto leñoso. Los tallos aéreos rojizos, de porte erecto y huecos (con nudos y entrenudos similares al bambú), pueden llegar a medir tres metros de alto, aunque generalmente se la corta para que tenga un aspecto tapizante. Posee anchas hojas deciduas, verdes y ovaladas (algunas acorazonadas), de hasta quince centímetros de longitud con los márgenes enteros, que se disponen de manera alterna.
Florece hacia finales del verano y comienzos del otoño. Sus pequeñas flores unisexuadas, blancas o de un tono cremoso, se reúnen en inflorescencias de tipo racimo laxo. Los frutos son aquenios de alrededor de medio centímetro. Se la reproduce mediante semillas o por división de los rizomas, que en sólo diez días dan origen a una nueva planta.
Requiere de climas húmedos pero se adapta con facilidad a distintos tipos de suelo sin importar su pH, incluso a los salinos y resiste temperaturas muy por debajo de cero sin problema. Para erradicarla no es suficiente con eliminar la parte aérea puesto que rebrota con más fuerza, entonces se emplean herbicidas aunque esto perjudica enormemente el medio ambiente.