Se conoce comúnmente como Dríada de ocho pétalos, o Té del Pirineo, a una pequeña planta perennifolia, de consistencia herbácea, sufruticosa, decumbente y de muy bajo porte, miembro de la familia Rosaceae, que responde al nombre científico de Dryas octopetala. Su hábitat natural se encuentra en las zonas alpinas y boreales rocosas, así como en demás áreas montañosas de toda Europa, por lo cual los suelos calcáreos o calizos son sus preferidos. En los jardines es perfecta para componer rocallas.
Mide entre diez y quince centímetros de alto y forma extensas colonias gracias a que sus tallos horizontales, de cinco a cincuenta centímetros de longitud, arraigan con facilidad al apoyarse en el terreno. Posee hojas verdes, simples y alternas, pubescentes y pecioladas (con estípulas soldadas al pecíolo), obtusas y ásperas al tacto, de ovales a lanceoladas y con los bordes crenados, o crenado-dentados, que pueden emplearse en infusiones. En su composición química presenta abundantes taninos y silicatos. Dentro de la medicina no tradicional se le confieren propiedades aperitivas y digestivas, también se la emplea como astringente.
Da grandes flores terminales solitarias, hermafroditas y actinomorfas, sostenidas por largos y gráciles pedúnculos de alrededor de diez centímetros; tienen ocho pétalos orbiculares blancos y el cáliz está conformado por ocho sépalos verdes y lanceolados, muy pilosos, de bastante menor tamaño que los pétalos. Posee numerosos estambres insertos en un disco nectarífero y varios carpelos libres entre sí, con un rudimento seminal en cada uno. El estilo es persistente y acompaña al fruto, o poliaquenio, ayudándolo a la dispersión eólica de las semillas con el aspecto plumoso de sus alargados pelos blancos.