La Viola cazorlensis, perteneciente a la familia Violaceae, es una planta perenne con tallos largos pero de escaso porte originaria de las sierras españolas (más específicamente de Cazorla, de allí su nombre), con variedades familiares en otras zonas del Mediterráneo.
Sus hojas son pequeñas, verdes y de forma lanceolada. Entre fines de primavera y principios del verano da unas hermosas flores de cinco pétalos de un color entre rosa y púrpura, aromatizadas. Estas se caracterizan por poseer un largo espolón. La mayoría son compatibles y se autofecundan pero las que no poseen esta característica son polinizadas por la polilla diurna Macroglossum stellatarum, una Lepidóptera.
No se nota un incremento en su población puesto que sirven de alimento para animales salvajes y hasta de cría que son llevados a pastar en su entorno. No necesita mucho agua, pero la falta de riego regular y los períodos de sequía disminuyen mucho la producción de flores y consecuentemente la de semillas. Durante el primer año es muy importante que no le falte una vez a la semana, al menos, un riego profundo.
De todas formas, al ser una especie silvestre, es muy difícil cultivarla en jardines pues gusta de terrenos arenosos y rocosos y fuera de su entorno habitual pierde lozanía. Necesita desde media sombra (luz filtrada a través del follaje de un árbol debajo del cual se sembrarán o plantarán) hasta sol pleno durante la mañana (solamente) y fertilizantes orgánicos solubles que puedan aplicarse como emulsión. Una semana antes de plantarlas preparar la tierra agregando compost y arena y roturar para que se mezclen adecuadamente. Esto, además, la preservará por bastante tiempo de la aparición de malezas. Tiene un enmarañado sistema de raíces y dividiéndolo (en Otoño o primavera) pueden obtenerse nuevas plantas que debemos cuidar del sol directo hasta que veamos que están estables.
Las plagas que pueden afectarla son: Rhizoctonia, un hongo que se presenta por exceso de humedad y se elimina con un funguicida genérico y los áfidos, que a pesar de su microscópico tamaño, succionan los fluidos de la planta. También causan estragos los caracoles y las babosas