El acanto (Acathus mollis) es una planta herbácea de hoja perenne que pertenece a la familia de las acantáceas. Destaca por el porte de sus flores que surgen de la planta en forma de espiga. Las más populares son el Acanthus Mollis con sus espigas de flores blancas con un toque de púrpura que cubre bien el suelo, y el Acanthus spinosus que es similar al mollis pero con bellas hojas profundamente recortadas.
Aunque se le considera una de las mejores plantas de follaje para las borduras de arbustos, el acanto debe usarse con cautela pues fácilmente puede convertirse en una plaga. Las vainas de semillas explosivas esparcen su contenido sobre un área amplia y rebrotará desde cualquier trocito de raíz, por lo que es una planta difícil de erradicar.
El acanto es una planta resistente, perfecta para situar en algún rincón rústico o lugares donde se puede contener la reproducción, y también debajo de los árboles donde no crecerá demasiado.
En invierno es muy ornamental y es espectacular en primavera, pero la sequía del verano y el esfuerzo de producir semillas lo marchitan, con lo cual hace falta una operación de limpieza a medio verano, y una vez las hojas y los tallos desgastados se han eliminado permanecerá desnudo hasta el otoño.
El acanto prefiere la sombra o la semisombra al sol directo y los suelos húmedos. Tolera bien las bajas temperaturas y se adapta perfectamente al clima mediterráneo en zonas protegidas del viento.
Aunque es una planta muy resistente es necesario protegerla de babosas y caracoles, y del ataque del oídio.