La aquilegia (Aquilegia caerulea) es una herbácea perenne erecta y vigorosa muy apreciada por sus frondoso racimos de flores dobles en forma de embudo. Pertenece a la familia de las ranunculáceas. Sus flores se caracterizan por ser, normalmente, de color rosa o blanco y tener la punta de los pétalos de color verde pálido, aunque también hay ejemplares de color lila o violeta, amarillo y naranja. No suele alcanzar más de setenta u ochenta centímetros de altura.

La floración de la aquilegia se produce desde finales de primavera hasta principios de verano. Normalmente, después de la floración, necesitará una poda de mantenimiento para sanear el ejemplar y protegerlo del frío del invierno.

Es una planta algo delicada que requiere protección. Si se encuentra en maceta, en invierno será necesario situarla en un lugar libre de heladas, como por ejemplo en el porche, una terraza acristalada o incluso en el interior pero sin calefacción. Cuando pasen las heladas , si se quiere, se puede volver a plantar en un lugar abierto.

Le gusta la sombra o la semisombra y los suelos bien drenados y ricos en humus. Es conveniente abonar cada mes a lo largo de su época de floración.
Se pueden obtener nuevos ejemplares mediante división de la planta. Las especies puras se pueden obtener a partir de semillas y son fáciles de obtener, pero tardan más en madurar y dar flores.

Respecto a plagas y enfermedades hay que ir con cuidado con los pulgones y con los hongos que pueden surgir debido a un exceso de humedad.

La aquilegia es una planta que se utiliza mucho como ejemplar de relleno entre las plantas pequeñas, aunque también puede utilizarse en arriates.