Se conoce comúnmente como Guatambú, o Guatambú blanco, al árbol semideciduo originario de Sudamérica, donde forma parte de los bosques tropicales de la Cuenca del Paraná (Paraguay, Brasil y Argentina). Es miembro de la familia Rutaceae y recibe el nombre científico de Balfourodendron riedelianum. De porte medio, ronda los dieciocho metros con un tronco recto de unos cuarenta centímetros de diámetro; ramifica irregularmente en altura; su crecimiento es lento.
Es una especie entre heliófila (que necesita luz solar directa para su desarrollo) y esciófita (que crece a la sombra de árboles de mayor tamaño sin luz directa) y aprovecha las aperturas del dosel del bosque para recibir sol. Tiene hojas verdes compuestas y con largos peciolos, trifoliadas (con el folíolo central más largo), de aspecto coriáceo, ovales y acuminadas, con la nerviación más clara, que se disponen de manera opuesta.
Florece durante la primavera. Sus flores inconspícuas, verde amarillentas, son hermafroditas, aparecen reunidas en inflorescencias de tipo racimo y dan muchos frutos alados indehiscentes que el viento dispersa, por lo que se reproduce abundantemente. Éstos miden cerca de cuatro centímetros. Están provistos de cuatro alas circulares (tetrasámaras amarillas, ocres o de un marrón muy claro al madurar) que rodean a cuatro cámaras seminíferas, elípticas y de consistencia leñosa, conteniendo una semilla carnosa y oscura cada una.
Su viabilidad dura tal vez un año pero se recomienda plantarlas tras su recolección y regarlas dos veces al día pues precisan bastante y constante humedad; les demanda, cuando menos, un mes el germinar. Le agradan los suelos arcillosos con agregado de materia orgánica, su raíz es fibrosa y bastante superficial. No tolera la sequía pero sí las malezas que parecen no afectarlo durante el crecimiento. Es muy importante comercialmente, su madera (de color blanco a amarillento) se emplea especialmente en pisos y carpintería porque es fácil de trabajar.