Eriosyce bulbocalyx

Recibe la denominación científica de Eriosyce bulbocalyx, o Pyrrocactus bulbocalyx, un miembro de la familia Cactaceae originario de Argentina, donde se lo encuentra en altitudes que van desde los quinientos a los mil quinientos metros. Posee de doce a quince costillas engrosadas bajo las areolas.

Generalmente es de comportamiento solitario, su parte visible tiene forma semiesférica (con el paso de los años se vuelve cilíndrica) y su extremo superior está recubierto por espinas curvas de color anaranjado-rojizo. Mide de doce a quince centímetros de diámetro y se han hallado ejemplares de medio metro de alto. Es color verde claro cuando joven y cambia a verde-grisáceo al envejecer.

Las areolas de las que surgen las espinas son ovales y de aspecto lanudo en la juventud, luego pierden la pubescencia. Las espinas radiales tienen un tono marfileño, hay de siete a doce de ellas con una longitud de entre un centímetro y medio y dos. Las espinas centrales son más largas, de dos centímetros y medio y también nacen algo curvadas.

Las flores subapicales nacen en la parte superior, miden en dos a cinco centímetros, tienen forma de embudo de boca estrecha o de urna, son amarillas o amarillo-verdosas. Los frutos son verdes, pequeños y esféricos, al madurar se secan y se desintegran. Las semillas son oscuras y sin brillo; se lo propaga mediante ellas en la primavera.

Le agrada el calor y las ubicaciones a pleno sol, aunque tolera una media sombra. Crece durante el verano y su cultivo es sencillo, sólo que hay que protegerlo del riego excesivo, que en lugares con poca ventilación o poco aireados puede llevarlo a que se pudran sus raíces. Estando bien seco el sustrato, que debe tener muy buen drenaje, puede soportar hasta temperaturas bajo cero. Es ideal para componer rocallas pero admite el cultivo en maceta.

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