El conocido popularmente como Heléboro tibetano y registrado bajo la denominación científica de Helleborus thibetanus es una planta herbácea perenne que pertenece a la familia Ranunculaceae. Es de muy bajo porte puesto que mide de veinte a cuarenta centímetros de altura. En la actualidad se la emplea como ornamento en los jardines. Como su nombre lo indica es originaria de la región del Tibet, al norte de India, en Asia.
Florece desde mediados de invierno hasta bien entrada la primavera; cuando sus bellas flores pendulares de color rosado (conformadas por cinco pétalos libres con forma de tulipa y reunidas en inflorescencias terminales de tipo racimo) caen persisten sus cálices de color verde que también semejan flores y le dan otro encanto a la planta, pero siempre conviene cortarlos para favorecer el inicio de una nueva floración.
Sus hojas están compuestas por siete folíolos de color verde claro, ovales y acuminados, que tienen aspecto coriáceo y los bordes aserrados. Precisa ubicaciones con sombra parcial y le agradan los suelos con una buena capa de humus, el cual es bueno renovar al menos parcialmente cada año para que se mantenga fresco, aireado y con sus propiedades químicas intactas.
En China se la cultiva desde la más remota antigüedad porque le son atribuidas numerosas propiedades medicinales, recién a mediados del siglo veinte su cultivo se extendió a Europa y de allí al resto del mundo. Es bastante resistente como para adaptarse a diferentes tipos de clima y aunque deba permanecer bajo la nieve en invierno en la primavera volverá a brotar. No le afectan mayormente ni plagas ni enfermedades.