El Membrillero de Japon, que responde al nombre científico de Chaenomeles japónica, es un arbusto espinoso caducifolio y rústico, originario de Asia, que se destaca por dar sus llamativas flores rojas en invierno, aportando a los jardines un hermoso toque de color cuando el de las otras plantas está escaseando. Es miembro de la familia Rosaceae.
Rara vez sobrepasa los dos metros de altura. Prefiere ubicaciones a pleno sol, que es en las que dará floraciones más abundantes, pero tolera también los espacios con media sombra. Se lo puede plantar en solitario o formando setos divisorios y es de fácil adaptabilidad a todo tipo de suelos, aunque los calcáreos frenan un poco su crecimiento. Sirve para ser transformado en bonsái.
Posee hojas verdes de forma oval, apenas pecioladas, con márgenes serrados y aspecto coriáceo, a veces acuminadas y otras con el vértice redondeado; se disponen enfrentadas de a pares en las ramas. Si cortamos estas últimas cuando aún están con pimpollos y las ponemos en agua, continuarán abriendo y tendremos los floreros llenos de belleza y colorido. De la planta hay que eliminar cada tanto los chupones, que se irán en vicio y le darán mal aspecto y forma desproporcionada al arbusto.
Sus frutos comestibles y aromáticos, de color amarillo-verdoso, miden alrededor de cuatro centímetros de diámetro y se asemejan a las manzanas, incluso hasta en la acidez, la cual pierden al confeccionar con ellos dulces. Para reproducirlo podemos utilizar las semillas, también esquejes de alrededor de diez centímetros de longitud, estacas semileñosas y vástagos de raíz. Hay que proporcionarle abono orgánico durante los meses fríos y abono químico en los meses cálidos. Es bastante resistente a las plagas, pero aun así debemos protegerlo de pulgones y ácaros.