El Tala

El Tala, que responde al nombre científico de Celtis tala o Celtis spinosa, es un árbol espinoso de porte medio, originario de América del Sur, que puede mantenerse en su forma arbustiva dependiendo del hábitat en el que se encuentre y forma parte de la familia Cannabaceae. Su tronco es bajo y la madera que produce es muy dura y pesada, ideal para ser empleada como leña.

Su corteza clara, de color grisáceo, tiende a caerse cuando el ejemplar es adulto. Sus ramas crecen de manera intrincada formando una maraña redondeada. Tiene hojas verdes ovales, pecioladas y acuminadas que se disponen alternadamente; redondeadas en la base y aserradas hacia el vértice; las acompañan espinas rectas de nacimiento axilar de alrededor de dos centímetros de largo. Los ejemplares jóvenes están cubiertos por una fina pubescencia que con el paso del tiempo desaparece.

En la primavera da pequeñas flores pentámeras de color amarillo-verdoso reunidas en inflorescencias también de nacimiento axilar. Los frutos son drupas globosas comestibles, dulces y jugosas, verdes al nacer y de un llamativo tono naranja cuando alcanzan la madurez, esto atrae a las aves que al ingerirlos dispersan la única semilla que contienen.

El tala prefiere los suelos de consistencia calcárea cercanos a las costas fluviales, algo húmedos pero con buen drenaje. Muchas son las ciudades que han tomado su nombre de este árbol o de los “talares” propios de la zona geográfica por la que se distribuyen y muchas son las aves típicas de la región que anidan en ellos, como la calandria, las catitas, el zorzal y el hornero.

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