La Hoodia gordonii, también conocida como Stapelia gordonii, es una planta medicinal suculenta y sin hojas convencionales que pertenece a la familia Apocynaceae; suele medir entre 50 y 75 centímetros. Es originaria del sur del continente africano donde las altas temperaturas (como las del Desierto de Kalahari) favorecen su floración; en climas fríos no prospera. Debe su nombre al Coronel Robert Gordon, quien la descubrió en el siglo XVIII en las inmediaciones del Río Orange, confundiéndola con una Stapelia, que es un género emparentado.
Sus angulosos tallos presentan filas regulares de oscuras espinas (hojas modificadas para cumplir con otra función), lo que le da aspecto de cactus sin serlo. Posee grandes flores de entre ocho y diez centímetros de diámetro, con la corola formada por cinco pétalos soldados entre sí, de una tonalidad que va del blanco al rosado y a veces llega hasta el rojo; emiten un desagradable olor y son las moscas quienes las polinizan. El fruto es alargado y cilíndrico, se presentan de a pares en forma de V, pueden llegar a los doce centímetros de longitud. Si se consigue un ejemplar para cultivar hay que proporcionarle un sustrato arenoso con buen drenaje (en caso de anegamiento las raíces se pudren y el ejemplar sucumbe) y una ubicación a pleno sol, aunque crecen también en buena forma en invernaderos cálidos y luminosos.
En África se la usa como alimento, aún una pequeña porción de ella consigue saciar el apetito por largas horas; cuando los científicos se dieron cuenta de la cualidad que esta planta poseía comenzaron a emplearla en preparados para bajar de peso, puesto que ingiriéndola antes de cualquiera de las comidas diarias hace que ya no tengamos necesidad de porciones grandes de otra cosa.
El problema radica en que la especie va camino de la extinción debido a la comercialización indiscriminada a la que se ve expuesta (en forma de batido de leche o barras dietéticas) y tampoco habría suficiente para los habitantes de la zona que están acostumbrados a ingerirla diariamente y la utilizan además para tratar pequeñas infecciones, casos de hipertensión, diabetes y trastornos estomacales (se ha podido comprobar en el laboratorio que la Hoodia reduce la cantidad de ácido gástrico a la mitad). En algunos países africanos, por ejemplo Namibia, se la ha incluido en la lista de especies protegidas, limitando su exportación.