La conocida popularmente como Calatea y científicamente como Calathea crocata es una planta de consistencia herbácea originaria de las selvas tropicales de Brasil, miembro de la familia Amarantaceae. Suele medir entre medio y un metro de alto. Se la cultiva por la belleza de sus flores y de su follaje.
Tiene grandes hojas color verde oscuro moteadas de gris con el revés rojizo, de forma oval a elíptica, el margen festoneado y la nerviación muy marcada. Durante la primavera y el verano aparecen las flores inconspícuas sostenidas por un largo y erguido pedúnculo; están protegidas por llamativas brácteas de un brillante color amarillo-anaranjado que las torna muy agradables a la vista. Conviene abonarla cada dos semanas en la época de floración.
Se la propaga en verano mediante división de matas o bien por esquejes insertos en arena, turba y mantillo a partes iguales. Cultivada en interior puede llegar a vivir unos cinco años. Su sistema radicular no es muy extenso pero sí muy sensible por lo que no deberemos cambiarla de maceta hasta que veamos que excede el tamaño de la misma. Prefiere ubicaciones sombreadas en las que la luz le llegue tamizada y no de manera total. Cuando esté recibiendo demasiada luinosidad lo demostrará plegando sus hojas.
Gusta de inviernos templados pues las bajas temperaturas la dañan, también las corrientes de aire. La humedad ambiente debe mantenerse constante porque la sequedad la perjudica (haciendo que aparezca incluso una de sus plagas más frecuentes: la arañuela roja), lo ideal es tenerla sobre un plato con piedras cubiertas por agua y pulverizar las hojas cada tanto.