La Soliva, denominada científicamente Soliva sessilis, es una planta silvestre, herbácea y anual, de porte bajo, originaria de  América del Sur (donde podemos hallarla hasta los mil quinientos metros de altitud); forma parte de la familia Asteraceae.

Debido a sus tallos pubescentes postrados (muchas veces moteados de rojo o enteramente oscuros) no sobrepasa los siete centímetros de alto y ocupa un espacio de cerca de veinticinco centímetros de diámetro.

Posee hojas pinnadas, con de dos a ocho folíolos lanceolados dispuestos de forma palmeada, que le brindan un aspecto plumoso; son similares a las del perejil aunque de menor tamaño.

Da pequeñas flores, verdosas y traslúcidas, reunidas en inflorescencias sésiles de tipo capítulo. Presenta la particularidad de  que luego de completada la fructificación sus semillas con forma de aguja, de apenas unos milímetros, quedan expuestas dentro de la vaina contenedora en la las uniones de las ramas; esto hace que sea muy desagradable el caminar descalzo por los campos cubiertos de esta hierba, incluso los animales domésticos suelen evitar las zonas donde se encuentra.

En la actualidad se ha diseminado por gran parte del planeta y está considerada como altamente invasiva, pero no es difícil de eliminar tanto manualmente (arrancándola de raíz, protegiéndose con guantes gruesos) como con medios mecánicos y químicos (herbicidas, no recomendables porque luego se escurren hacia las napas de agua y las contaminan seriamente).