Recibe el nombre común de Agave de la costa una planta suculenta, registrada científicamente como Agave shawii, que forma parte de la familia Agavaceae. Es originaria de las costas del suroeste de América del Norte. Es de crecimiento lento y tiene bajo porte, pero su floración se destaca alcanzando gran altura.
Sus hojas verdes, grandes y carnosas, fuertemente acuminadas y con el margen dentado, miden de unos veinte a cuarenta centímetros de largo por entre diez y veinte de ancho; nacen dispuestas en espiral alrededor de un corto tallo. Cuando alcanza unos quince años florece para después morir. Sus flores que van de amarillo al rojo, protegidas por gruesas y llamativas brácteas de color púrpura, aparecen reunidas en una inflorescencia terminal de tipo panícula cuyo robusto tallo floral ronda los dos metros de alto.
Se la propaga mediante semillas o a través de los hijuelos que nacen en su base. Necesita suelos aireados, sueltos y con bastante arena, con buen drenaje. Suele emplearse para componer rocallas y queda muy bien además en macetones en los patios o entradas de las viviendas, dado que aunque le agrada la exposición a sol pleno puede tolerar algo de sombra. Con regarla una vez al mes durante los meses fríos alcanza, mientras que en los meses cálidos es conveniente hacerlo cada semana.
Se la cultiva como alimento, por las fibras que se obtienen de sus hojas, como sucedáneo del jabón y para obtener una bebida muy común en México, denominada mezcal, extraída mediante destilación de su jugo (savia o aguamiel con un importante contenido de azúcares) fermentado; éste, sin agregados posteriores que lo transforman en bebida espirituosa, recibe el nombre de pulque.