El Garbancillo, o Habas del diablo, es una planta herbácea vivaz, de porte erecto, que responde al nombre científico de Astragalus lusitanicus y pertenece a la familia Fabaceae. Es originaria de las costas del Mar Mediterráneo. Dentro de su hábitat natural se la encuentra entre los 300 y los 1.500 metros de altitud, formando parte de la vegetación típica de sotobosque.
Está provista de gruesos tallos que alcanzan una altura de entre 30 y 70 centímetros. Sus hojas están compuestas por un número impar de folíolos verdes, de forma elíptica y revés pubescente, con el margen entero; de ocho a diez pares de ellos dispuestos de manera enfrentada y uno solitario en el ápice.
En la primavera aparecen sus bellas flores blancas reunidas en inflorescencias axilares, de tipo racimo, sostenidas por largos pedúnculos; como todas las flores de esta familia posee los pétalos diferenciados en quilla, alas y estandarte; el androceo es diadelfo, presentando un estambre vexilar libre y los restantes reunidos en un tubo, todos con filamentos cilíndricos, la mitad de ellos con anteras dorsifijas y la otra mitad con anteras basifijas. El gineceo lo conforman un ovario sentado con dos o más rudimentos seminales, un estilo también cilíndrico y un estigma terminal húmedo.
Los frutos, que miden alrededor de siete centímetros de largo, son legumbres verdes y oblongas que al madurar se tornan oscuras; tienen dehiscencia valvar y conservan el cáliz que es persistente. De las semillas proviene su denominación científica, dado que las mismas muestran forma subcúbica o de “astrágalo”.
A pesar de su similitud aparente con la planta que da garbanzos, de donde toma su nombre popular, esta no es comestible; ni siquiera puede ser ingerida por el ganado debido a su alta toxicidad. Las bacterias Rhizobium que viven en los nódulos de sus raíces hacen que los suelos en los que se encuentran sean más fértiles porque son fijadoras de nitrógeno.