La Chloraea membranácea, que responde al nombre científico de Chloraea membranaceae, es una orquídea de hábitos terrestres, originaria de América del Sur, que pertenece a la familia Orchidaceae. Su hábitat original se halla en los terrenos bajos y húmedos, muchas veces bajo árboles que le proveen de sombra. En cuanto a climas prefiere los que van de templados a fríos y se la cultiva como especie ornamental.
Suele medir alrededor de medio metro. Tiene un tallo subterráneo, o rizoma, con raíces cilíndricas y de consistencia carnosa (que almacenan sustancias alimenticias); a ras de tierra brota una roseta basal conformada por entre tres y siete hojas sésiles de forma oblonga a lanceolada y bordes enteros; de en medio de ellas surge en la primavera una fuerte vara floral que sostiene en su ápice una recta inflorescencia arracimada compuesta por alrededor de veinte flores de gran fragancia.
Los sépalos son ovales y verdes; los pétalos aquillados son de un tono blanco-verdoso y el labelo puede presentarse tanto entero como trilobado; el ovario consta de un solo compartimento o lóculo. El estigma triangular y los polinios están muy cerca y es por ello que se creía antiguamente que estas orquídeas eran autógamas, pero luego se comprobó que los insectos son los que llevan el polen de unas a otras; la polinización es efectuada, principalmente, por las abejas.
El polen que produce esta especie no cuenta con viscidio, que es una sustancia pegajosa que le permite adherirse, aunque sí del estigma mana un líquido que entra en contacto con el polen seco cuando los insectos caminan sobre su superficie y eso es lo que llevan los visitantes con ellos y acarrean hacia otras orquídeas. Cuando las flores se secan la planta pierde también las hojas. Los frutos son cápsulas elipsoidales.